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Cuando haces que un coche supere los 280 kilómetros por hora, el mundo empieza a volverse inquietantemente resbaladizo y te asusta un poquito. Cuando pasas de los 320, se vuelve una locura. Casi como si estuvieras atrapado en uno de los primeros videos de Queen. A estas velocidades los neumáticos y la suspensión reaccionan a cosas que sucedieron hace tiempo, y todavía no han acabado de reaccionar antes de que se les solicite que hagan otra cosa. El resultado es una tremenda vibración que sacude tus nervios ópticos, causándote doble visión. Esto no es bueno cuando cada segundo recorres 100 metros.

Afortunadamente, las distancias de frenado se vuelven irrelevantes porque no vas a poder ver el obstáculo, en primer lugar. Cuando sepas que estaba ahí, habrás atravesado el parabrisas, las Puertas del Paraíso y estarás hacia la mitad de la mesa donde Dios desayuna…

Siempre ha estado ahí. Cuando Louis Rigolly rompió la barrera de los 160 kilómetros por hora en su Gobron, en 1904, la vibración debió ser terrible. Y debo añadir que conducir un E – type a 240 kilómetros por hora en 1966 debió de ser también un poquito deportivo.
Pero cuando superas los 320 kilómetros por hora no tienes que preocuparte únicamente por los neumáticos y la suspensión. El mayor problema es el aire. A 160 km/h, es relajante. A 240 km/h es una brisa. Pero a 320 tiene fuerza suficiente para levantar 400 toneladas de Jumbo, y hacerlo separarse del suelo. A 320 km/h una ráfaga de viento es suficientemente fuerte para tirar al suelo una ciudad entera. Así que conseguir que un coche se comporte como tal a esa velocidad es complicado.

A 320 km/h puedes sentir el morro del coche aligerándose y empezando a despegar. Como resultado empiezas a perder direccionalidad, así que no eres capaz de rodear lo que sea, porque tampoco puedes ver por las vibraciones. Sin error, 320 km/h es el límite de cualquier persona hoy en día. Por lo que el nuevo Bugatti Veyron es algo así como una genuflexión industrial. Porque llega a alcanzar 407 km/h. Y eso es una locura – 407 km/h significan que en recta pilotar este coche está muy cerca de hacerlo en un Hawker Hurricane…

Debería saber ahora que el McLaren F1 llegaba a 386 km/h, pero a esa velocidad estaba bastante fuera de control. Y de todas maneras realmente no está al nivel del Bugatti. En una carrera de aceleración podría dejar al McLaren alcanzar los 190 kph antes de arrancar con el Veyron, porque ése llegaría antes a los 320kph. El Bugatti es mucho, mucho más rápido que cualquier otra cosa vista antes en la carretera.
Por supuesto, por 1 millon de euros, es también bastante caro, pero cuando lea la historia de su desarrollo se dará cuenta de que es bastante más que un coche…

Todo empezó cuando Ferdinand Piëch, el jefe de ojos astutos de Volkswagen, compró Bugatti e hizo que alguien diseñara un Concept Car. “Esto,” dijo, “es la apariencia del próximo Bugatti.” Y entonces, sin consultar a nadie, siguió adelante. “Y tendrá un motor de 1000 caballos y será capaz de alcanzar los 400 kph.”
Sus ingenieros se horrorizaron. Pero se pusieron a trabajar, fusionando dos motores Audi V8 para crear un W16 de 8 litros, el cual fue obsequiado con 4 turbos. No hace falta decir que el resultado produjo tanta potencia como el centro de la tierra, lo cual está muy bien. Pero de alguna manera había que refrigerarlo, por lo que el Veyron no tiene capó encima del motor y tiene 10 – cuéntelos – 10 radiadores. Entonces las cosas se pusieron mal porque la potencia tiene que ser controlada…

Por esto, Volkswagen fue a Ricardo, una compañía británica que hace cajas de cambio para varios equipos de Fórmula Uno.
“Dios mío, fue difícil”, dijo uno de los ingenieros que conozco. “La caja de cambios de un Fórmula Uno sólo tiene que durar unas pocas horas. Volkswagen quiso que el Veyron durase al menos 10 o 20 años. Y recuerde, el Bugatti es endiabladamente más potente que cualquier coche de F1.”
El resultado, una caja de siete velocidades y doble embrague pilotado con mandos secuenciales, que llevó a un equipo de 50 ingenieros cinco años para perfeccionarla…

Con esto realizado, el Veyron fue enviado al túnel de viento de F1 de Sauber donde rápidamente se puso de manifiesto que mientras que la cifra mágica de 1000 caballos se había logrado, estaban bastante lejos de conseguir la velocidad máxima objetivo de 400 km/h.
El cuerpo del coche simplemente no era lo suficientemente aerodinámico, y Volkswagen no les dejaría cambiar la forma básica del coche para resolver el problema.
Los de Sauber se lavaron las manos, diciendo que solamente tenían experiencia en aerodinámica hasta quizás 360 km/h, que es la velocidad máxima efectiva de un Fórmula Uno. Más allá, Bugatti tendría que apañárselas ella sola.
De todas maneras tenían que sacarle 30 km/h más, y no era posible porque cada kilómetro por hora extra requería 8 caballos más de potencia. Por tanto, 30 km/h necesitarían 240 caballos más. Eso era imposible…

El extra de velocidad tendría que conseguirse mediante pequeños cambios en la carrocería. Empezaron por instalar cristales más pequeños en las puertas, que incrementaron la velocidad máxima un poco pero a un alto precio. Se comprobó que los mayores cambios tendrían que ser para garantizar que el morro del coche estaba sobre el suelo. Sin esto, la estabilidad se desvanecería.
En otras palabras, las ventanas de las puertas estaban generando fuerza hacia abajo. Esto le da una idea de lo cabrón que puede ser el aire a esa velocidad…

Después de algunos fallos en público, incendios y accidentes, y el despido de un ejecutivo, se dieron cuenta de que un coche puede cambiar de forma automáticamente dependiendo de la velocidad a la que circule.
A 220 km/h, el morro del coche desciende dos pulgadas y el gran alerón trasero se despliega. El efecto es determinante. Puedes sentir el culo del coche siendo presionado contra la carretera…


Sin embargo, con el alerón desplegado la carga aerodinámica es tan grande que la velocidad máxima es de solo 370 km/h. Para ir más deprisa tiene que para e insertar la llave de arranque en una ranura del suelo. Esto hace que el coche se pegue más todavía al suelo y bloquea el alerón trasero. Ahora, usted ha reducido la carga aerodinámica, lo que significa que no podrá tomar ninguna curva, pero tendrá el coche en su silueta más pura. Y eso significa también que podrá alcanzar los 400 km/h. Esto es 122 metros por segundo. Debería pensar en ello durante un momento. Cubriendo la distancia de un campo de fútbol, en un segundo, en un coche. Y también tiene que pensar en el sistema de frenos. Un VW Polo genera 0.6 g’s si aplasta el pedal de en medio. Esto se logra en el Veyron únicamente por la fuerza de frenado de aire. Con los discos cerámicos usted podrá detenerse desde los 400 en solo 10 segundos. Suena bien, pero en esos 10 segundos habrá recorrido medio kilómetro… Esto significa cinco campos de fútbol, para detenerse.

No me preocupa. En un viaje reciente a través de Europa quise desesperadamente alcanzar la velocidad máxima pero dejé de mirar la carretera cuando la aguja estaba en 384 km/h. Entonces, simplemente, se quedó allí plantada. Total y absolutamente quieta. Fue sublime.
Sin embargo, no es silencioso. El motor suena como las tuberías de la época Victoriana – también se parece a ellas, para ser honesto – y el rugido de los neumáticos era bíblico. Pero todavía se sentía brillante. Sonoro, impresionante, brillantemente brillante..
Y cuando llegué a los Alpes, el coche, increíblemente, mejoró. Esperaba que este cohete fuese absolutamente inconducible en las curvas pero se notaba como un enorme Lotus Elise…

Ocasionalmente, si aceleraba bruscamente en una curva cerrada, se comportaba extrañamente, como si el sistema de tracción total decidiese qué eje estaba en mejores condiciones para lidiar con la ola de potencia. No diré si es una sensación de poder o de peligro. Simplemente extraño, de la misma forma que un ornitorrinco es raro.

Aprendes a alzar una ceja a lo que es solo una manía, y luego, mientras la carretera se estrecha, prepárate para que el caldero del príncipe Alberto agarre sus huevos y juegue caóticamente con el continuo espacio tiempo. No, realmente, toma una curva, mira lo que parecen miles y miles de kilómetros en línea recta, entierra tu pie derecho en la moqueta y con una aspiración asmática estás en la siguiente curva, con la ceja arqueada de nuevo.
Desde el interior del Veyron, Francia tiene el tamaño de un coco pequeño. No puedo contarle lo rápido que la atravesé el otro día. Simplemente, porque no me creería. No puedo tampoco contarle lo bueno que es este coche. Simplemente, no tengo palabras. Terminé balbuciendo palabras inconexas. Todo el mundo pensó que estaba drogado…

Este coche no puede ser juzgado de la misma manera que los otros coches. Puede cumplir con las normas antirruido y anticontaminación, y puede ser conducido por alguien cuyas únicas habilidades al volante sean tomar curvas y hacer una frenada de emergencia. Así que, técnicamente, es un coche. Pero realmente no. Otros coches son pequeñas casas de huéspedes de Brighton y el Bugatti es el Burj Al Arab. Hace que hasta el Enzo y el Porsche Carrera GT parezcan sosos y lentos. Es un triunfo de la locura sobre el sentido común, un triunfo del hombre sobre la naturaleza y un triunfo de Volkswagen sobre cualquier otro fabricante del mundo.
lo he sacado de forocoches, merece la pena leerlo.

s2
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Q-. how much does a vr6 engine weigh??
A.- Who cares what it weighs? Sounds like audible porn.
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